El psoas iliaco, un fuerte flexor de la cadera y rotador externo del fémur. Es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano. Influye en nuestro equilibrio estructural, amplitud de movimiento, articulaciones y funcionamiento abdominal.
Se relaciona al psoas con las emociones porque cuando este músculo esta en tensión comunica señales de alerta al sistema nervioso, indicando peligro. Cuando nos estresamos, por ejemplo, nuestro cuerpo produce adrenalina, lo que induce al psoas a prepararse para correr, actuar rápidamente y tensarse para protegernos. Entonces, envía señal de riesgo y peligro al sistema nervioso.
Además, el psoas comparte fibras con el diafragma, lo que lo vincula directamente al sistema respiratorio; cualquier cambio en nuestra forma de respirar influirá en el psoas y viceversa. Esta relación es esencial, dado que nuestra respiración está estrechamente relacionada con nuestros estados emocionales y energéticos. Si estamos preocupados o estresados y nuestra respiración se ve alterada, el psoas se tensará y ahí empezará de nuevo el aviso de peligro al sistema nervioso. Y viceversa.
Le llaman el «músculo del alma» debido a su conexión estrecha con el diafragma, lo que causa su contracción refleja ante el miedo. Al destensarlo, se equilibran y liberan esos temores, al tiempo que se favorece el flujo de energía vital.
Actúa como un intermediario del sistema nervioso central y se percibe como un canal de expresión de las emociones.